En los bares de Sierras Chicas suena con singular constancia el nombre de “Alkaline Georgi”, un músico que mezcla la electrónica convencional con instrumentos ancestrales y sonidos étnicos vivos, provocando disfrute y rompimiento de estructuras en la comprensión de la musicalidad.
Por Victor Valente
Octubre 2021
Si se toma el significado de la “alcalinidad” en tanto la potencialidad del agua para neutralizar todo tipo de reactores químicos, se puede hacer una interpretación de lo que sucede cuando la música electrónica se fusiona con instrumentos autóctonos y sonidos naturales. Ahí, toda la estridencia repetitiva de un sampler o los sintetizadores, se convierte en un universo musical por descubrir, apreciar y “flayar”.
-¿Quién es «Alkaline Georgi»?
-Alkaline George es Jorge Lloveras (45), nací en Córdoba capital, vivo en Mendiolaza, mi familia se compone por mis hijos Valentín y Ofelia, estudié diseño gráfico publicitario, fotografía, luthería, percusión con muchos maestros peruanos, africanos y cubanos, y me dedico en este momento exclusivamente a la producción musical electrónica étnica orgánica, y hago shows en vivo de música electrónica con músicos invitados usando aparatos electrónicos en fusión con músicos en vivo.
-¿Cómo llega la música a tu vida?
-Llega de una forma muy espontánea. Pasando por una casa de música a los 16 años me llamó mucho la atención un bongó, lo compré, traté de tocarlo y no lo entendí, después lo vendí, y a los 19 años conecté con un profesor francés que me instruyó en la percusión afrocubana usando congas y batá (tambor afrocubano religioso).
-¿Qué sonidos te movilizan, te sensibilizan, y qué estética les metés para seducir al público?
-A mis 14 años me compré mi primer cassette, una banda llamada Laid Back (unos daneses que hacían New Wave a fines de los 70), y ahí empecé. Siempre me gustó mucho Aerosmith también, fue mi banda guía dentro del rock. Y los sonidos que me mueven son los étnicos, de raíz, ancestrales, mezclados con electrónica orgánica. Hace unos 10 ó 12 años empecé a tocar percusión con DJs, y me fui involucrando cada vez más con esa fusión. Y ahí la estética es clave, siempre de colores, basada en la ropa de Africa.
-¿Qué es eso de la “electrónica orgánica”?
-En síntesis, es la fusión de los sonidos electrónicos contemporáneos o más nuevos, con la ancestralidad y los sonidos de la naturaleza (agua, pájaros, cantos).
-¿Cuáles géneros, bandas o artistas te gustan y te influyen?
-Me gustan todos los géneros. Sobre todo la étnica y música de origen. Pero me gusta tanto la cumbia como el rock, el cuarteto, el jazz, la electrónica. Dentro de todos me mueve más el reggae. Y como te decía, mi banda preferida fue el Aerosmith de los 70/80/90, en adelante no me movió tanto. Y a nivel electrónico me gusta Acid Pauli, de Alemania.
-¿Cómo ves la movida de la música en vivo en Sierras Chicas?
-No veo muchas movidas de lo que yo hago en la región. Salvo las que convocan a bandas que conozco como Indigo, los Bombobu (ex Palo y Mano), Calle Vapor. Quizá tenga que ver con que en Argentina lo que está más arraigado es la música electrónica ya conocida. En Córdoba hay dos ó tres exponentes de la fusión que hace 12 años vengo haciendo, en mi caso particular, poniendo una pista electrónica y añadiendo cantos de la India, algo que me enriquece y me genera adrenalina. Pero se va empezando a instalar ya valorar, casi como una moda –que celebro, obviamente–, y lo que se está gestando se va convirtiendo en nuestra posibilidad de vivir de esto.
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