Mientras escribo esta nota cierran centros de atención de salud mental en todo el país y se disparan los consumos problemáticos, ensañándose con los más vulnerables: jóvenes y adolescentes. Lucía Castellano, psicóloga, expone el panorama en Villa Cerro Azul.
Por Sofía Coronel Ojeda.
La salud mental entró en la agenda mediática, en la opinión pública y en las conversaciones y preocupaciones cotidianas con toda la fuerza a partir de pandemia de 2020. Crecieron las demandas para que se aborde el problema desde la salud pública, que ya venía siendo insuficiente, y hoy nos enfrentamos a una crisis de proporciones alarmantes.
Para indagar qué sucede con jóvenes y adolescentes en nuestras comunidades serranas, específicamente en cuanto al tema de los consumos problemáticos, hablamos con Lucía Castellano, quien atiende en el consultorio del Centro de Atención Primaria de la Salud (CAPS) de Villa Cerro Azul, espacio que a su vez tiene una mesa de atención y de coordinación con la RAAC (Red Asistencial de las Adicciones de Córdoba).
Tapar la ausencia
“En nuestra comunidad la situación de consumo problemático es alarmante. Hay una distancia muy grande entre la realidad material de los jóvenes y lo ficticio, encarnado en el consumo, sea este de pantallas, de apuestas, de ropa de marca, de sustancias legales como el alcohol o el tabaco, y de ilegales”, expone Lucía. Y añade: “La necesidad de tapar una falta de atención, de relaciones positivas, de dinero, de autoestima, etcétera, se transforman en un síntoma, y éste opera en la subjetividad, horadando y provocando un deterioro tanto individual como social. Tanto es así que se observa en nuestra localidad un aumento en la preocupación respecto de este tema, y esto se traduce en un mayor caudal de consultas”.
En este intento de evadirse de lo que duele, entran a jugar las subjetividades sociales, que naturalizan ciertos consumos como si no fueran perjudiciales cuando lo son, y mucho. En este sentido Lucía explica que “en nuestra comunidad el consumo de sustancias legales es de fácil acceso, si bien hay una prohibición por la edad de los jóvenes, hay una naturalización en lo social que no cuestiona dicho consumo. Entonces la pregunta por la causa del consumo queda tapada por esa naturalización y la carencia es substituida por cualquier cosa que se pueda consumir: tabaco, alcohol, pantallas, apuestas, o sustancias ilegales”.
Desnaturalizar y acompañar
Con respecto al abordaje puntual en Villa Cerro Azul, Lucía detalla que “en el CAPS funciona un equipo técnico psicosocial que recibe las demandas directas, y a través de un trabajo interdisciplinario se diseñan estrategias y dispositivos particulares de atención, tanto a nivel social o vincular como a nivel clínico individual, terapéutico”.
Como menciona Castellano, la necesidad de tapar, de evadirse, es un síntoma; y aunque sea más visible o preocupante en jóvenes, afecta a toda la comunidad y es por definición un tema de salud pública.
Entonces, un paso para hacer frente a los consumos problemáticos es informarnos para derribar mitos muy arraigados que empujan a iniciarse en adicciones sumamente dañinas, como el mito de que el tabaco suelto u orgánico es menos perjudicial que el cigarrillo producido industrialmente, o que las drogas legales son menos adictivas que las ilegales.
Otro paso, fundamental, es reasumirnos como sujetos de derecho al acceso a una salud pública, gratuita y de calidad y demandar a los funcionarios y gobernantes que garanticen ese derecho a través de recursos al alcance de toda la comunidad.
Cerro Azul: CAPS Marcelo Leimgruber (calle Mendoza esq. Lima). Teléfono – 03525-490669
Agua de Oro: Dispensario Municipal (calle San Martín 352) 3525493266 / 3525644083
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