Distinta

Dicen que Floppy Rivero (35) tiene arte en las manos. Nos llegamos para conocerla de cerca a la impresionante casona donde atiende amorosa y cálidamente a sus clientas. Y de paso nos contó sobre la formación gratuita que está brindando a 15 mujeres de la ciudad.

Por Victor Valente.

Florencia Rivero es “la Floppy”. Así la conoce el universo unquillense del cual es parte, como nacida y criada orgullosamente en barrio Villa Forchieri. Tan es así, que en el perfil de su Instagram se lee: “Artista, peluquera under de Unquillo, Córdoba, al mundo”.

Esta joven mamá de dos niñas, compañera de Daniel, es una emprendedora nata. Desde muy joven jugaba un poco con la idea de ser peluquera, pero nada serio como para imaginar –y vivenciar– el exponencial crecimiento de los últimos años.

-¿Has podido internalizar tu abrupto progreso, tu salida de “la pelu de barrio” al lugar actual?

-Es un poco loco, puedo decir que hace dos años lo disfruto a pleno y soy consciente de que desarrollo una marca con un detrás de escena que no lo conseguí sola, porque siempre necesitamos personas y vínculos que nos generen confianza y nos ayuden a creer en una misma, en lo personal y laboral.

-¿Cómo se dio tu crecimiento? ¿Dónde empezás a notar que “algo pasa”?

-Nos animamos a mandar y mostrar las cosas que hacía a Buenos Aires, empecé a crecer en redes en plena pandemia. No sé si quería tener tanto laburo y exposición en redes, lo veía como un desgaste. De repente las marcas empezaron a ver algo que no era común. Participé en un primer gran evento en Santa Fe para 1500 personas, organizamos nuestro “Mística Festival” y en un momento me encontraba firmando un contrato con la marca italiana de tinturas y decolorantes “Framesi” para ser la artista creativa de la marca. Luego firmamos con “Ga.Ma” que fabrica las herramientas de trabajo. Cuando pasó todo eso entendí que tenía que agradecerle al universo esta posibilidad de crecer. Ahí surge Floppy.

Floppy señala el tatuaje que la hace “distinta”.

-¿Y cuando eras pequeña querías algo así?

-A los 20 años me metí en este rubro, me di cuenta que me gustaba. De chica me peinaba sola, en la secundaria le cortaba los flequillos a mis compañeras, pero nunca me reflejé en ser estilista porque en ese momento ser estilista era ser una señora, y yo me veía más bien como seño de jardín (risas), pero con dos hijas no es lo que quiero (más risas). Creo que para conocer tu sueño hay que probarlo y estudiar peluquería, al menos para mí, implica una conexión con otras personas, es una energía única eso de tocarle el pelo a otra gente. 

-Te tatuaste “Distinta” en el cuello. ¿Querés contarnos por qué?

-Porque lo que yo hago va mucho más allá de colorear y poner una tintura. Una no sabe a qué se enfrenta en esta profesión, un resultado va más allá de una técnica, puedo hacer masters en otros países, pero si no conecto con mi clienta y la necesidad de su cambio, el equilibrio no está. Ser “distinta” tiene que ver con la artista que me considero a la hora de la creatividad, porque el plus de mi servicio es mi energía, y esa energía es consecuencia de un equilibrio que se trabaja desde casa y la familia, el trabajo y el negocio. Mi esencia es lo que me hace distinta en este mercado super competitivo. Esa esencia proviene de muchos lugares, el más importante es la fidelidad a mí misma. Por eso no tengo inconvenientes en decir que no terminé la secundaria, era un poco vaga, lo admito (risas), nadie nace con un manual bajo el brazo, fue lo que me tocó para que hoy pueda valorar todo lo que alcancé. El bagaje que traigo de mi barrio también es esencial y me hace distinta, y es algo que no se olvida. Por ahí se malinterpretan estas cosas porque una no está atada sino soltada, disfrutando hoy habiéndome faltado tantas cosas antes.

-¿Cómo te va con la gente “famosa”? ¿Te prendés en esa o la dejás pasar?

-Mirá, atendí a mucha gente conocida que llegaba a la pelu porque nos contactaba y no porque la buscábamos. Nuestro nicho es fiel: que nos elijan y no andar colgados detrás de nadie para atraer clientes. Ese método nos sostiene en el tiempo.

“Deja tu ego afuera”, reza el zócalo en la fachada de la casona.

-¿Qué papel juega la bella casa que alquilaste?

-Esta casona es de 1920. Está impecablemente restaurada. La vi y fueron estrellitas en mi cabeza. En el anterior salón que era propio, faltaba completar la amplitud y la necesidad de agasajar a mis clientas, en especial a las que viajan por horas para estar cómodas mientras las atendemos como se merecen. Este lugar es ideal para desarrollar mi creatividad, hacer además capacitaciones, eventos y, por sobre todas las cosas, que sea el portal para el autodescubrimiento.

-¿Qué te depara tu agenda de vida?

-Muchos viajes de trabajo por delante pero siempre con la consigna de que el universo me sorprenda. Todos los años de mi vida vienen siendo distintos. Con Daniel, mi socio y pareja, armamos la agenda entre noviembre y diciembre, establecemos las fechas que son inmovibles, desarrollamos proyectos, y me predispongo siempre a seguir aprendiendo y observando otros colegas, porque si bien hice mi curso de nueve meses para obtener el título de peluquera, lo que vino en adelante fue curiosidad para finalmente ponerle mi impronta y mi lógica que son innegociables.

Articulación en gratitud

A fines de marzo, Floppy Rivero junto al Municipio local coincidieron en la necesidad de brindar una formación con salida laboral desde la Universidad Popular de Unquillo (UPU). Se trata de un trayecto formativo del programa “Peluquería para Ayudantes” con certificación de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).

“Te confieso que el hilo fino de la política me frenaba hasta que me animé entendiendo que la gente necesita herramientas. Pensaba que en Europa para tener tu salón y matrícula hay que estudiar tres años, y en este caso sólo hay que tener el tiempo y la paciencia para invertirlo en el curso”, comentó Floppy. Y agregó: “Soy de un barrio humilde, y acepté la idea de que armemos algo sin politizar demasiado, aunque dar un curso gratuito para 15 mujeres es un hecho político en sí mismo, pusimos el equipo a disposición, el espacio, los materiales y cero costo a quienes participan. El municipio deberá hacer un seguimiento y acompañamiento para que lo terminen. Hoy la pelu es una salida laboral posible. No lo hacemos con la intención de ganar seguidores y buscar algún tipo de sensibilidad, sino devolverle algo al pueblo”.

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