Por Victor Valente. Director. 

Un diario titula que De la Sota pretende que “los operativos de saturación sean permanentes”; un portal radial anuncia que “se sostiene el énfasis en los operativos de saturación policial”; otros hablan de los “importantes operativos de policialización en Córdoba”; pero muy pocos dan cuenta de los denominados “operativos humillación” que subrayan que las políticas de seguridad en nuestra provincia son “discriminatorias”.

saturacion

Mendiolaza Golf, sábado 7 de junio

Es el Día del Periodista y el Espacio Sayana, ubicado en barrio El Talar, lanza la primera radio online de la localidad. Pero esa feliz noticia queda opacada a raíz de un hecho policial que tiene como protagonistas a un grupo de integrantes de esa organización que son detenidos un día antes en la zona de Mendiolaza Golf mientras realizan la entrega domiciliaria del boletín informativo y la invitación a la inauguración de la nueva Radio. De inmediato, autoridades de Sayana denuncian que “el atropello y el abuso a los derechos de las personas por parte del personal policial sucedió no sólo en el momento de la detención sino que continuó durante la permanencia dentro de la comisaría de Villa Allende, y aún después”, y se lamentan del hecho porque, según explican, “en vísperas del lanzamiento de Radio Sayana y pese a que las autoridades policiales de Mendiolaza (encabezadas por el comisario Ozan) habían sido informadas acerca de dicha actividad casa por casa invitando a la ceremonia, los compañeros fueron detenidos por supuesta contravención al Código de Faltas”, secuestrándoles un auto y el material de difusión.
Los detenidos eran tres trabajadores y el Tesorero de Cooperativa Sayana y todos exhibían la credencial identificatoria. Fueron liberados en las primeras horas del sábado 7 de junio.

Valle del Sol, lunes 30 de junio

Un grupo de cuatro efectivos custodian el barrio montados en sus caballos. A los vecinos les cae bien, pero no dejan de lamentarse por la sensación de “copamiento policial” que hay en el sector.
En algún momento se procederá a una requisa, otra más de las tantas que se producen a diario y que arrojan una estadística de siete detenciones diarias en Sierras Chicas. Esta vez le tocará al “Gringo” Gustavo, un albañil que baja del alto a comprar unos sándwiches de milanesa para el almuerzo de un grupo de tres laburantes. Lo paran en su marcha a la despensa, le hacen apoyar los brazos sobre el capot de la 4×4, lo palpan y lo único que encuentran son los 75 pesos que va a gastar. Le preguntan de todo. Una hora después, le permiten continuar su marcha. La comida llegará más tarde de lo habitual, y uno de ellos dirá, acaso resignado: “Ya es normal que esto nos pase”…

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Operativos humillación

Tras el acuartelamiento del 3 y 4 de diciembre, cobraron fuerza estos procedimientos de saturación policial “como estrategia disuasiva o preventiva”, según asevera el Jefe de Policía Julio César Suárez.
Un informe detalle que entre el 13 febrero y el 28 mayo se realizaron 31 operativos, uno cada 3 días. El 94% se concretó en barrios de la capital provincial, mientras que solo dos tuvieron lugar en las ciudades de La Calera y Villa Allende. Según el estudio, casi la totalidad se realizó en barrios populares o villas.
En esos procedimientos la fuerza de seguridad detuvo a 668 personas, más del 80%  no fue imputado de delitos. En 23 de los casos, usaron “corralitos” para exponer a los detenidos en la vía pública, según los expertos –y los no tanto– “un método perverso”.
Del uso del “corralito” saben mucho algunos vecinos de Villa Allende donde detuvieron meses atrás a 37 jóvenes a quienes los mantuvieron allí sometiéndolos al escarnio público por cuatro horas.

Lo que está bien y lo que está mal

En la búsqueda de lograr recuperar la imagen caída que tiene la sociedad en general de la Policía, la gestión del Comisario Mayor Suárez ha intentado poner a los uniformados en las calles para “prevenir el delito por sobre todas las cosas”. Algunos procedimientos como el secuestro de motocicletas, muchas de las cuales carecen de papelería y se utilizan para delinquir, han sido bastante acertados, pero resta elaborar un método que no implique la exposición de gente común que es demorada por puro prejuicio o suposición, que es lo mismo que decir “portación de rostro”.
La Policía debe recuperar su imagen, es cierto, pero por sobre todas las cosas debe volver a generar en la sociedad “credibilidad”. No parece que la mentada “policialización” sea el método adecuado, mucho menos cuando se ven vulnerados los derechos civiles de las personas que nos llamamos “pares”.

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